Mañana, 20 de noviembre, se celebrarán las elecciones legislativas. En ellas habrá que elegir a quienes nos representen en el Congreso de los Diputados (7 diputados entre las 14 candidaturas presentadas) y en el Senado (4 senadores entre las 13 candidaturas presentadas) Las primeras preguntas que nos hacemos serían: ¿son realmente unas elecciones en las que se vaya a decidir algo que afecte nuestra condiciones de vida? ¿Desde esas instituciones se tomarán decisiones políticas relevantes para el futuro de nuestro pueblo?
Hablamos de instituciones en plural porque nos referimos al Congreso y al Senado. Pero lo cierto es que el Senado es una institución vacía de contenido en la práctica, pues no tiene capacidad de veto sobre lo que se apruebe en el Congreso y, además, no es el resultado de un proceso democrático, pues no respeta la proporcionalidad en función del número de electores, ya que se elijen 4 senadores por provincia al margen de su número de electores (tanto da que sean dos millones como cien mil). Por ello, es una institución totalmente prescindible. Más aún, nos ahorraríamos el sustancioso sueldo que cobran los senadores, profesionales de la política que en realidad es eso lo que buscan. Por tanto, tan legítimo es votar a cualquier opción de las que se presentan como pedir que desaparezca el Senado votando nulo; es decir, escribiendo en la papeleta cualquier cosa, lo que conllevará la consideración de nula. Se puede escribir algo así como “Desaparición del Senado”.
Respecto al Congreso de los Diputados, las candidaturas con opciones reales -según los sondeos- de alcanzar representación son tres: IU, PP y PSOE. Votar a las otras candidaturas minoritarias puede hacerse por convicciones ideológicas o éticas, añadidas al desprecio político de las anteriores. Este voto tendría un simple carácter simbólico o testimonial. Así, puede votarse a Izquierda Anticapitalista porque no se asume el actual sistema basado en la explotación del ser humano y los recursos naturales y, además, se piensa, que los demás no se oponen a ello. También puede votarse a EQUO porque se piense necesario un giro ecológico a la gestión económica e igualmente se cree que los mayoritarios no van a defender y aplicar políticas con ese mismo fin. Otras, como la Liga contra el Maltrato Animal, Por un Mundo más Solidario y Justo, etc. tienen más sentido como voto de protesta por la situación que denuncian que por verdaderas intenciones de alcanzar alguna representación.
En cuanto a la decisión sobre las tres con verdaderas posibilidades de alcanzar un escaño por la provincia de Granada podemos volver a preguntarnos: ¿pensarán los representantes políticos en lo que interesa a la ciudadanía, o se limitarán a seguir las instrucciones de los mercados financieros, de Bruselas o de la 1ª ministra alemana, Angela Merkel? Del PSOE sabemos lo que ha hecho en estos años. Tanto este partido como el PP, durante la campaña electoral, han defendido la necesidad de calmar a los mercados para que no especulen con la deuda pública. Y han ofrecido de forma ambigua y parcialmente sus recetas. Izquierda Unida ha sostenido más claramente la necesidad de oponerse a los mercados financieros defendiendo una política autónoma fortaleciendo el sector público y centrada en el bienestar social.
En Castril se han celebrado actos electorales por parte de IU y PSOE. De los de este último no podemos decir nada porque fueron convocados sin publicidad. El primero, incluso, clandestinamente al no comunicarlo al ayuntamiento. El segundo mitin, no sabemos si debido a las críticas formuladas por este blog o porque no pudieron trincar la llave de la caseta municipal, sí lo comunicaron al ayuntamiento. En cualquier caso, ignoramos los temas que trataron.
IU, en los dos actos convocados, explicó su programa electoral. Respecto a la problemática local y comarcal, hablaron de la necesidad de preservar el río Castril por su alto valor ecológico y por ser necesario para los regadíos de Castril y Cortes; por lo que continuaron insistiendo en su oposición al trasvase. También plantearon la importancia de desarrollar las infraestructuras y las comunicaciones, la agricultura y ganadería, fomentar la agricultura ecológica y el turismo rural como fuentes de riqueza en Castril y comarca. En fin, muchos temas entre las diversas intervenciones.
Entonces, como castrileño y castrileña, ¿a quién votar?. Si hemos decidido hacerlo (y hay también razones para no hacerlo, mostrando cierto repudio a una injusta ley electoral y una clase política alejada de los problemas de la ciudadanía), podemos votar en blanco o nulo (luego veremos las otras opciones). En blanco mostramos nuestra protesta, pero este voto favorece a los partidos mayoritarios (PP, PSOE), dado que el número de votos de los minoritarios, para alcanzar el porcentaje mínimo para obtener representación, aumentará. El voto nulo, como voto de protesta requiere poner en la papeleta alguna frase como “No no representan” u otras, pero no afecta a los porcentajes necesarios.
Ya hemos hablado del carácter simbólico y testimonial de los minoritarios. Nos queda, pues, tomar la decisión sobre los tres que realmente tiene posibilidades. Si votamos por algún partido que esté dispuesto a que la política estatal se subordine a los intereses de los mercados y se decida en instancias ajenas a lo que corresponde la soberanía del pueblo, entonces, las consecuencias aumentarán la tendencia mostrada por la política gubernamental en los últimos años. Los recortes en el sector público y en el gasto social aumentarán. Es decir, políticas de ajuste y, lo que también podría suceder, el rescate financiero. En todos estos casos, nos encontraremos lo siguiente:
Disminución de la cuantía de las pensiones y disminución de la financiación de la Dependencia. En Castril lo notaremos enseguida: menos dependientes atendidos/as, menos trabajadores/as en las ayudas a domicilio. Y menos capacidad de compra por parte de los pensionistas (porcentaje muy elevado de población).
Recortes en el sector público. En la actualidad, el Centro de Salud, funciona con algunas insuficiencias que generan cierto malestar, como por ejemplo que pediatría sólo tenga consulta los martes, y no siempre. Si hay recortes, es más que probable que disminuyan plantillas, aumenten las guardias de los trabajadores/as fijos y que las consultas queden desatendidas en las salidas de vela. En definitiva, deterioro de la calidad asistencial. ¿Y las prestaciones? ¿Se mantendrán? ¿Se implantará el copago? ¿Se “cederán” prestaciones al sector privado? Respecto a la enseñanza, veremos qué nos proponen con la etapa no obligatoria, la infantil. Ya hemos visto cómo afecta la reducción de gasto en el sector donde ya se está aplicando (Comunidad de Madrid, entre otras): menos profesorado, con más horas lectivas y peor remunerado (esto último, como todos los trabajadores/as del sector público). Las repercusiones también podrían afectar a las instalaciones, transporte escolar, gratuidad de libros, etc. Las familias adineradas, para estudios posteriores, podrán acudir a centros privados, pero, ¿y la mayoría de la población?
Recortes laborales: continuará el deterioro de las condiciones laborales (en Grecia, el programa impuesto por Bruselas obliga a la ampliación de la jornada laboral), facilidades al despido, menor protección al desempleo, reducción del sueldo de los funcionarios, etc. Todas estas reducciones, la mayoría ya en marcha a propuesta del Gobierno del PSOE, se mantendrán al aprobarse la reforma de la Constitución (con el techo de déficit) con el voto favorable de PSOE y PP de entre los que se presentan en nuestra provincia.
Pero lo que es peor, los mercados financieros, Bruselas y Merkel quieren que se prosiga en esa senda profundizándola. Y ni PSOE ni PP han dicho nada en su contra. En realidad, ¿qué vamos a votar? ¿Quién es más obediente a los poderes externos? ¿O votaremos a aquellos que tomen las decisiones que nos convienen a nosotros en tanto que ciudadanos? Islandia fue capaz de tomar decisiones por sí misma. Sin embargo, Irlanda, Grecia, Portugal, Italia y otros países del Este europeo están ya dirigidos e intervenidos por poderes externos. Y el pueblo lo padece. En el Estado español, si los pasos continúan en esa dirección, la crisis se profundizará y el desempleo, aunque parezca mentira, sobrepasará con creces los 5 millones, las condiciones de vida y trabajo de la mayoría de la población empeorará. Bruselas impondrá nuevas políticas de ajuste, como viene amenazando. ¿Alguna de las tres fuerzas políticas querrá y será capaz de escuchar a la ciudadanía?
La vida de Castril, del pueblo, ha girado en torno al río y sus aguas. Pero el trasvase amenaza con reducirlo a un simple canal de agua sin vida. ¿Qué dicen los partidos al respecto? ¿Quieren que sus aguas se destinen a otras zonas más productivas? Sólo sabemos de una fuerza política, de estas tres con posibilidades reales en la provincia de Granada, que se haya pronunciado claramente en contra del trasvase. Este hecho también debe pesar a la hora de tomar nuestra decisión sobre a quién votar.
También dependerá de quien gobierne para que nuestra vida cotidiana pueda avanzar por unos derroteros u otros en aspectos que nos afecten particularmente. Sólo hemos pretendido señalar aquellos que, afectando a la práctica generalidad, al conjunto del pueblo, puedan marcar el futuro de Castril. Esperamos que esta reflexión sirva para que tomemos la decisión más sabia. De nosotros y de ustedes depende.