Colaboración con la Plataforma por la Defensa del Río Castril

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16.9.11

Dada la cantidad en deudas que se reclaman, preguntamos: ¿qué se hizo con el dinero recibido en el Centro Saramago?





Hemos conocido el dinero ingresado por el Ayuntamiento de Castril y la Diputación de Granada en los últimos años. Los ingresos más elevados han correspondido a la Diputación, cuyo ex presidente (Martínez Caler) ha sido también quien ha presidido el Centro Saramago. En concreto, la Diputación aportó 60.000 euros los años 2.008-2.009, y 48.000 los años 2.010-2.011. Esta última cantidad, la del 2.011, fue comunicada el 1 de marzo.


No sabemos, por ahora, los ingresos aportados por la Universidad ni el procedente de las subvenciones. En cualquier caso, teniendo en cuenta las deudas que se van sabiendo y la práctica inactividad del Centro, no podemos dejar de preguntarnos qué ha sido de ese dinero recibido.
Podría aclararse la situación si el gerente en funciones entregase los libros donde debe estar todo debidamente registrado, lo que es preceptivo, o, al menos, remitiera al ayuntamiento la información que se le ha recabado. Pero no hace ni una ni otra cosa.


Lo que sí puede apreciar cualquier vecino/a es el estado de abandono del Centro. El antiguo teatro, una de las dependencias municipales que utiliza el Centro, pues el Centro no posee ninguna ni consta contrato de cesión para su uso de alguna de ellas, lo ha sido para almacenar de manera desordenada todo cuanto le vino en gana al gerente y ex alcalde. Como puede observarse en la foto, también la propaganda de su partido encontró allí acomodo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

EL TRAJE DEL REY DESNUDO
Recoge D. Juan Manuel en su libro "El Conde Lucanor" un cuentecillo que, más o menos, dice así:
"Había una vez un rey al que, en cierta ocasión, se presentó un sastre, que era un granuja, ofreciéndose para confeccionarle el más rico y maravilloso traje que jamás se hubiera hecho y que, además, tendría la virtud de que sólo podría ser visto por aquellos que realmente fueran hijos del padre que creían ser.
Le pidió al rey que, para ello, le entregara enormes cantidades de las más preciadas telas (sedas, terciopelos, brocados, etc.) así como ingentes cantidades de oro, plata, perlas y piedras preciosas con que bordar y adornar el traje. Escondió el sastre todo lo que le entregó el rey y se encerró en una dependencia de palacio que le facilitaron, fingiendo estar confeccionando el traje.
En varias ocasiones en que el rey lo visitó para inspeccionar el trabajo, el sastre hacía como que cortaba, cosía, bordaba, etc., al mismo tiempo que aprovechaba la ocasión para pedirle mayores cantidades de los costosísimos materiales que fingía utilizar, ponderando, al mismo tiempo, lo bonito que estaba quedando y lo elegante que iba estar el rey con él.
Aunque el rey no veía nada, puesto que nada había, disimulaba y le seguía la corriente al sastre, creyendo que si no veía el vestido era porque no era hijo del rey anterior y si lo confesaba perdería el trono.
Pasado algún tiempo y acumulada una enorme riqueza, le dijo el sastre al rey que ya estaba terminado el trabajo y que, con motivo de las próximas fiestas, convocara a sus súbditos en la plaza del pueblo para que todos pudieran contemplar el maravilloso traje que luciría su rey.
Llegado el día señalado se presentó el sastre, simulando llevar el magnífico vestido, desnudó al rey y fingió colocarle el nuevo vestido. El rey, que como en anteriores ocasiones no veía nada, disimuló y se calló. Tampoco los cortesanos que lo acompañaban, aunque veían al rey desnudo, no sólo no decían nada sino que, por el contrario, elogiaban y ponderaban el maravilloso traje que supuestamente lucía el rey.
De esta guisa se presentó el rey en la plaza del pueblo ante la mirada de todos sus súbditos que quedaron atónitos pero que tampoco se atrevieron a decir nada, pensando cada uno que el fenómeno de ver a su rey desnudo se debía a que no eran hijos de sus padres pero que tenían que callar y disimular para que sus vecinos no lo supieran y evitar la vergüenza.
Hasta que un hombre, que o bien no tenía miedo de lo que los demás pensaran de él o que creía que debería decir la verdad por encima de cualquier otra consideración, proclamó a grandes gritos que el rey iba desnudo. Tras un primer momento de sorpresa, en seguida, al principio tímidamente y después cada vez con mayor fuerza todos fueron proclamando que el rey iba desnudo, excepto una considerable parte de los cortesanos y una exigua minoría de súbditos que, por un inconcebible servilismo ante el rey, o por ser los receptores de las prebendas que caprichosamente había repartido el rey, seguían manteniendo que Su Majestad iba vestido con un traje magnífico.
Avergonzado y humillado, pero reconociendo la verdad que él ya conocía con antelación, el rey se cubrió con la capa que le prestó uno de sus cortesanos y se encerró en palacio durante mucho tiempo hasta que se olvidara la afrenta recibida.
Aprovechando el desconcierto, el sastre se fugó y desapareció con todas sus riquezas, y, aunque mandó a sus soldados por todo el reino para que lo prendieran y encerraran en una mazmorra como castigo por haberse atrevido a infligirle tal estafa y ofensa, no fueron capaces de encontrarlo ni en los más recónditos lugares ni encontraron tampoco en todo el reino un solo súbdito que supiera dar cuenta de él" (Continúa)

Anónimo dijo...

EL TRAJE DEL REY DESNUDO (Continuación)

Hasta aquí el cuento de D. Juan Manuel. Traspasad ahora este cuento a nuestro pueblo.
Trasladad los cortesanos y los súbditos a los vecinos de Castril; designad al súbdito que proclamó la verdad con los nombres de Plataforma en defensa del río, miembros de la nueva corporación, personas sensatas y honestas de Castril, e, incluso, "Oráculo del puro", como llama el anterior alcalde al administrador de este blog; dadle al rey el nombre de Universidad, Diputación e, incluso, de Pilar del Río o José Saramago; ponedle al sastre el nombre que vosotros y yo sabemos y nos encontraremos con que hasta el traje del rey tiene también en Castril un nombre: se llama "Centro Saramago".
Pues eso, esta es la historia.