Se celebró el Pleno extraordinario.
Y esta vez, contra la tónica habitual, no hubo confrontación. Ni en el debate
ni en la votación final. Ningún concejal votó en contra ni se abstuvo. Por
tanto, si a última hora no hubiera una acuerdo con otras administraciones, se
procederá a la modificación de las obras aprobadas en el plan provincial de la
Diputación. En su lugar se incluirá la sustitución del kilómetro de tubería que
está sujeto a mayor cantidad de averías.
No vamos a repetir los argumentos
sobre la necesidad de tal obra, expuestos en la entrada anterior, sino en
centrarnos en lo ocurrido en el Pleno.
En primer lugar, el ingeniero
explicó algunos detalles de la obra y lo que las disponibilidades económicas
permiten;´es decir, de tan sólo un kilómetro (1.090 mts.). El técnico de Novalsu
explicó las causas de las numerosas averías en el sistema como consecuencia de
la fuerza a la que trabajan los motores, con un voltaje superior al debido,
recomendando una serie de soluciones para evitar en un futuro que se sigan
prodigando. Por último, la intervención técnica finalizó con la intervención
del asesor jurídico planteando la necesidad de esta obra.
Posteriormente, en el turno de
intervención de los concejales, el portavoz del PSOE sostuvo que su grupo
cambiaría el voto en contra del anterior Pleno y que ahora, que disponían de
más información, lo harían a favor.
La concejal de IU intervino a
continuación, manteniendo su anterior postura favorable, pero insistiendo en la
necesidad de negociar con las administraciones y la Diputación a fin de
mantener las obras previstas en el plan provincial. Después lo hizo la concejal
del GIC, quien también argumentó a favor del cambio de tubería, como finalmente
hizo el portavoz del PP. Quedaba la incógnita de lo que haría el otro concejal, Andrés Pérez, tras su abandono del equipo de
gobierno. Pero todos votaron a favor.
¿Qué ha sucedido para este
repentino cambio en una semanas? Sin duda, la manifiesta indignación en el
pueblo por la situación del agua que se consume. Baja calidad, contaminación,
cortes, averías en los electrodomésticos y elevado coste en las continuas
reparaciones de la tubería. Después de dos legislaturas, sin que el
ayuntamiento, con gobierno del PSOE, hubiera asumido el problema cuando la
situación económica era favorable (salvo unos papeles en un cajón), lo que
ahora los vecinos y vecinas no podían permitir es que, además, se tratara de
obstaculizar las iniciativas que otros emprendían. Por eso, lo que era un
clamor en la calle, se visibilizó con una asistencia numerosa en el Pleno. A la
oposición no le quedó otro remedio que votar a favor. Y eso es bueno. En este
como en otros temas (como el trasvase del río), porque en democracia, la representación del pueblo
no puede dejar de escuchar lo que el pueblo opina. Esperemos que éste no sea un
hecho aislado.