Respuesta masiva de las familias de los escolares a la convocatoria de huelga. El profesorado que la secundó fue desigual: total en Almontaras, el 40 % en el núcleo de Castril y ninguno en Fátima.

                                                                               

La misma reivindicación 40 años después.

Según hemos podido saber, el alumnado y profesorado del colegio de las Almontaras secundó la huelga en su totalidad. En el núcleo de Castril, el alumnado que participó en la huelga fue de alrededor del 70 %, siendo menor el número de maestros/as (un 40 %). En cuanto a Fátima, un 15 del alumnado no acudió a clase, mientras que el profesorado sí lo hizo sin excepción. Por su parte, de los alumnos/as que estudian en el instituto de Huéscar, nos dicen, su inmensa mayoría hizo huelga.

Con estos datos, lo que se puede decir es que en Castril las familias apoyan la escuela pública, el mantenimiento de la Educación como uno de los pilares del Estado del bienestar. Ha quedado patente la defensa del sistema público y el rechazo a los recortes presupuestarios en Educación, con la disminución de becas, subida de tasas, ampliación de ratios, etc., así como a la LOMCE, la nueva ley educativa que se encuentra en trámites parlamentarios. Esta ley propone un modelo elitista y regresivo, basado en la competitividad y que pretende seleccionar al alumnado para que sólo las familias económicamente mejor situadas (que estarán en mejores condiciones de soportar los procesos selectivos y prolongar estudios sin depender de becas) puedan acceder a las titulaciones de prestigio. Por otro lado, otorga privilegios a la enseñanza privada-concertada para debilitar a la pública y facilitar la gestión privada de los centros educativos de la red pública. En definitiva, convertir la enseñanza en un negocio que sólo puedan costearse los sectores de población económicamente pudientes.

Para los económicamente desfavorecidos, ya les indican el camino: la Formación Profesional básica, que no da lugar a titulación ni posibilidad de acceder a ciclos (una forma de mejorar –esconder- las estadísticas del fracaso escolar), o, si superan la reválida de la ESO, proseguir en algún ciclo de grado medio. Quien intente la vía del bachillerato se encontrará con más obstáculos: reválida al final y pruebas para la facultad a la que aspiren. Y todo ello con un endurecimiento de las condiciones para obtener beca y una brutal subida de tasas de matrícula. El futuro que desde el ministerio de Wert les señalan es el de convertirse en mano de obra barata. Y que sean pocos los elegidos.