Finalmente han decidido iniciar
las obras del colegio este mismo lunes. Para no entorpecer las actividades
lectivas, el traslado de mobiliario desde el colegio de abajo al de arriba y el
acondicionamiento de las nuevas aulas se hará este fin de semana. De esta
manera pretenden que el inicio de las obras este lunes no afecte a la jornada
lectiva y el alumnado no vea alterada sus clases. En principio, esta solución
parece bien planteada.
No sabemos cómo ordenarán los 4
grupos que tienen que trasladar (de Primaria y ESO) y en qué aulas los ubicarán, pero en
cualquier caso no tiene mucho sentido esta sobresaturación del colegio de arriba cuando
falta un mes para terminar el curso. En fin, esperemos que estén previstas las
medidas para evitar alteraciones de la jornada lectiva. Suponemos que algunas
actividades se suspenderán o tratarán de hacerlas en otro sitio, como las escuelas
deportivas. Asimismo, otras molestias generadas por el transporte de materiales,
deben tratar de aminorarse con horarios diferentes a las entradas y salidas de
los escolares.
Como ya no estamos en período preelectoral,
no vendrán políticos a vender imagen, a hablar de los grandes logros de su
gestión, a presentar las obras del colegio como si fueran un favor que a
Castril hacen y por el que el pueblo deba estar agradecido.
Vayamos por partes: el colegio se
reforma porque las actuales instalaciones están obsoletas desde el punto de
vista arquitectónico y desde el punto de vista educativo; incumplen normativas
de seguridad en las edificaciones así como de la legislación sobre seguridad y
prevención de riesgos laborales. Era una necesidad que había que acometer y que
la administración educativa estaba obligada, de acuerdo a sus competencias, a
realizarla. Sin más pompas y vanidades; como cuando se tiene que reformar una
vivienda: se contrata a la empresa y punto. Luego, si te apetece, en la
inauguración, invitas a los familiares y amigos. En el colegio, así debe de
ser: cuando esté terminado, un sencillo acto de presentación con los miembros
de la comunidad educativa para dar a conocer el resultado de la reforma.
Sin embargo, en este país de
pandereta, indecentes políticos organizan
actos multitudinarios con cualquier excusa. Su objetivo: vender imagen y conseguir
votos con sus falsas promesas. Llevaban años anunciando la inminente reforma
del colegio, cosa que no sucedía. Pero el colmo de la impostura sucedió en
marzo de 2011 (período preelectoral). Esta vez organizan un acto para presentar
el proyecto y anunciar las obras para ese año. El proyecto era de sobra
conocido por los interesados/as, pues había estado expuesto en el colegio. Por
tanto, la reunión no era más que un acto de campaña del PSOE convocado por el
entonces alcalde y que aspiraba a repetir tras las elecciones municipales.
Aquella mentira, la de que las obras estarían terminadas ese año, quedó al
descubierto cuando desde la AMPA se requirió al ayuntamiento el expediente. No
había nada de nada. Se confirmaron las sospechas de que venían a vender humo.
Como es obvio, terminó el año y las obras no se llevaron a cabo. Esas mentiras,
y otras muchas más, y por más motivos -bien sobrados- son la causa de la
tremenda desafección con la clase política que tiene la ciudadanía en este
país. Lo peor es que, además, pasó 2012 y las obras no se acometieron. El
descrédito de la clase política tiene fácil explicación.
Este año se ejecutarán las obras,
porque Educación está obligada a hacerlo, como cuando hay que demoler una casa
en ruinas. Y como, por ahora, la Educación es un derecho, no queda otra que su
reforma.
Sabemos que, aunque no haya
elecciones, un alcalde de pandereta estaría tratando de atribuirse méritos, y
propagándose en los medios a través de su amigo periodista (“erre que erre”).
En Castril continuaría cavando su propia tumba política.