Finalmente no se han llegado a hacer ninguna de las
auditorías que se reclamaban, tanto para el ayuntamiento como para el Centro
Saramago. Por ahora, lo realizado en el ayuntamiento ha sido una
clarificación y reconocimiento de las deudas existentes, exigencia previa antes de remitirlas al
Gobierno para que puedan ser aceptadas
en el plan de pago a proveedores establecido por él. Han quedado algunas de ellas sin reconocer por no cumplir los requisitos y, de otras, se está a la espera de lo que decidan los tribunales, pues allí se
encuentran recurridas.
Respecto al Centro Saramago, se va avanzando lentamente.
Se va sabiendo algo de las subvenciones que se recibieron. También de los
gastos en que se incurrieron. Llama la atención la existencia de deudas a proveedores,
largamente reclamadas, al tiempo que se incurría en gastos dudosos y de
correspondencia difícilmente verificable y, por tanto, sospechosa. Esto nos lleva a pensar si los presupuestos, la financiación y subvenciones, recibidas en el Centro durante los últimos años, no habrían funcionado como los fondos ERE; los fondos para empresas en regulación de empleo que la Junta ha estado administrando y que, hoy, se encuentran investigados en
los juzgados. Y uno de sus responsables, el ex consejero de trabajo, en la
cárcel. Tendremos que esperar a que termine la investigación antes de sacar conclusiones, pero los indicios y la inexistencia de libros de contabilidad parecen apuntar a una gestión plagada de irregularidades.
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