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13.7.11

Facturas, deudas reconocidas, opacas y sin pagador definido: la auditoría no puede demorarse.




Estos días hemos vivido cierta polémica a raíz de la denuncia de un responsable provincial del PP, electo en de la Diputación de Granada, sobre irregularidades detectadas en numerosos municipios de la provincia en los que se han efectuado cambios de gobierno. Entre ellas citaba las facturas impagadas encontradas en Castril. En concreto mencionaba una factura de 9.000 euros que, al parecer, se comprometió a pagar el Cento J. Saramago y que era debida a los gastos habidos con motivo de la boda de José Saramago y Pilar del Río celebrada en Castril. El dispendio o catering fue servido por una empresa hostelera y que llevaría sin cobrar desde que se celebró aquel evento en 2007.


Al día siguiente de publicarse la denuncia en medios provinciales, el gerente en funciones del Centro Saramago trató de desmentir dicha noticia. Pero en realidad, lo que hizo fue desmentir las inexactitudes ofrecidas por el representante provincial del PP. Porque lo cierto es que la deuda existía, y que ella se debe a un catering ofrecido en Castril con motivo de diversos actos que se celebraron ese día, entre ellos la en principio semisecreta boda de Saramago y Pilar del Río. Pero también fue la presentación de la cátedra J. Saramago de la Universidad de Granada. A tales actos acudieron invitados personalidades de la Universidad, Diputación –incluido su presidente, que es el mismo del Centro Saramago- además de representantes del mundo de la cultura. Finalmente, en el antiguo teatro, a dichas personalidades, familiares directos de José Saramago y representantes del ayuntamiento se les ofreció un catering.


¿Quién se hacía cargo del pago de aquel catering? Hace unas semanas supimos que existía esa deuda y nos pusimos en contacto con Pilar del Río. Sabemos que ella llamó al ex alcalde y gerente en funciones para pedirle que le enviaran la factura, pues ella se haría cargo con los gastos. No volvimos a saber nada más hasta las declaraciones del representante provincial del PP. Indagamos después y supimos que a Pilar del Río no le enviaron la factura y que el ex alcalde y gerente en funciones del Centro se excusó diciendo que el representante hostelero se encontraba de vacaciones. Evidentemente, esta deuda existe. No a nombre del ayuntamiento, ni del Centro ni tampoco de 9.000 euros. La deuda del cátering es de 4.800 euros y el entonces alcalde decidió que se guardara, estando desde entonces a su nombre. ¿Por qué el gerente, ahora en funciones, ha tenido tantos años esa deuda, sin comunicárselo a Pilar del Río y sin pagarla? ¿Por qué no hizo las gestiones para que se la enviaran, tal como ella le indicó? El resultado de esa arbitraria decisión, a nivel mediático, del gerente José Juan López, ha sido la de dejar empañada la imagen de J. Saramago y de Pilar. Para cualquiera que haya contextualizado, leído atentamente y comprendido los hechos denunciados, sin duda no es así. Pero no parece que sea esa la recepción de la noticia y la interpretación que de ella se está haciendo mayoritariamente.


Dejando de lado el hecho de que entre los beneficiarios se encontraban personalidades del mundo de la cultura y de la política, y que ello se planteara, en su momento, con la finalidad de promocionar el nombre de Castril, de lo que sí va quedando constancia es de cómo esa y otras iniciativas que el entonces alcalde intentó protagonizar en alguna medida, pretendían más bien su propia promoción política, ante su partido y la ciudadanía, que realmente la del pueblo de Castril o, si quiera, el reconocimiento y respeto a las personalidades convocadas al efecto.


Yendo más al fondo de los hechos denunciados, lo que nos encontramos es una gestión del Centro Saramago plena de irregularidades y, en lo que se sabe hasta ahora, plagada de deudas. Entendemos ahora la opacidad y ocultismo con la que el ex alcalde y gerente quiso dirigir el Centro. Nadie en el ayuntamiento sabe nada acerca de la gestión que se realizó. Pero sí de las muchas personas que reclaman deudas o facturas a su nombre. Aparecen deudas contraídas por suministro de gasoil, por utilización de taxis, por alquiler de locales, etc. Los trabajadores del vidrio, finalmente, cobraron porque se efectuaron las correspondientes denuncias. Ante esta situación, se impone una auditoría. Una auditoría que clarifique el estado de cuentas, el destino final de las subvenciones recibidas, la transparencia contable de lo recibido y pagado, la legalidad de lo actuado.


A fecha de hoy, nos tememos que había más interés en conservar una entidad jurídica opaca al control público, la fundación Centro Saramago, que algo que realmente sirviese para dinamizar la vida cultural y la actividad económica en el pueblo de Castril. Es decir, había más interés en el anterior alcalde en utilizar el nombre de Saramago para sus intereses personales que para irradiar una imagen positiva y beneficiosa para Castril. La nueva corporación debe y puede revertir ese proceso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola paco mas madera que el TITANIC esta a punto.Un saludo y palante que para atras asusta.