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29.10.10

La Administración se justifica en sus propios errores para no aprobar el proyecto de nuevos regadíos en Castril.




El uso electoral y arrojadizo de los nuevos regadíos lleva gravitando sobre la población de Castril desde hace muchos años. Responsables públicos del PSOE y el alcalde han venido vendiendo la aprobación del proyecto como una conquista social en la que se habían involucrado. Pero no eran más que mentiras. A menudo habían aludido a la tardanza en su definitiva aprobación a los obstáculos interpuestos por las asociaciones que defienden el medio ambiente. Decían que eran las alegaciones sobre las posibles afecciones ambientales presentadas por estas asociaciones las responsables de que no se aprobaran. Finalmente, cuando el pueblo se estaba movilizando para protestar por el trasvase de aguas del río a la localidad de Baza, anunciaron que los nuevos regadío eran una realidad.

Sin embargo, mucha gente en el pueblo ya era consciente de que los nuevos regadíos estaban siendo utilizados para pescar votos y desmovilizar a la población que, con inquietud, veía cómo otra vez peligraba la vida del río del río Castril con el proyectado trasvase. La condición puesta para obtención de los nuevos regadíos, como bien se encargaban de repetir una y otra vez desde el círculo próximo al alcalde, era que se aceptara el trasvase. Pero eso era justamente lo que levantaba las voces de alarma. Esa era la jugada que desde la Plataforma se intuyó desde un principio y de la que se trató de alertar a personas beneficiarias de los nuevos regadíos: estos regadíos serían imposibles en la práctica con el trasvase; pero además, se advertía, una vez las obras estuvieran finalizándose en el término de Castril, acabarían denegando cualquier concesión. Entre tanto, utilizando hábilmente el tema, es decir, dosificando los anuncios de su inminente aprobación, tratarían de desmovilizar a la población a la vez que se garantizaban el apoyo político y un buen puñado de votos entre los beneficiarios de esos nuevos regadíos. Pero para los miembros de la Plataforma lo que que no se veía era una decidida apuesta y voluntad real de incrementar las hectáreas de regadío en Castril.
Llegando a extremos impropios de un estado de derecho, el alcalde había acusado a diferentes personas y asociaciones de los retrasos en la puesta en marcha de esos regadíos. La acusación se basaba en el hecho de que se había utilizado lo que la ley contempla: la posibilidad de plantear alegaciones acerca de previsibles impactos sobre el medio ambiente. Es decir, lo que con tanto esfuerzo se consiguió en las últimas décadas: la normativa de protección ambiental y el ejercicio del derecho a presentar alegaciones a cualquier proyecto sometido a información pública. Esto lo presentaba el alcalde como una conspiración malévola que atentaba contra los planes de los nuevos regadíos. Como es sabido, las alegaciones a cualquier proyecto tienen como fin que se cumpla la legislación; algo que nunca debiera escandalizar a los que quieren ser respetuosos con ella, y menos si además pertenecen o están de acuerdo con el partido gobernante, el partido que propone y aprueba esas leyes. Pero como hemos dicho, todo ello no era más que una estrategia que desviaba responsabilidades, conseguía apoyos y preparaba el terreno para cuando surgiera lo que finalmente ha sucedido: se deniega la concesión.
Algunas personas habíamos creído que finalmente y a pesar de las mentiras y el retraso, la administración cedería ante los agricultores y promotores de la comunidad de nuevos regadíos por los compromisos públicos que habían ido contrayendo en los últimos años. Incluso se operaron los cambios normativos que podían posibilitar la aprobación de estos regadíos. Pero no ha sido así. Aduce la Agencia Andaluza del Agua que los defectos en la tramitación del expediente conlleva la nulidad del proyecto. ¿Acaso desconoce la administración cómo se tramitan estos proyectos? ¿O es que se han ido permitiendo esos defectos, especialmente los referidos a exposición pública y consulta de los mismos, para después proceder a declarar nulo todo el proceso? ¿No esconde esto una falta de voluntad real de querer poner en marcha estos regadíos? Atrás quedaron las mentiras. “Los nuevos regadíos son ya una realidad” decía el alcalde hasta hace unos días. La última vez en el álbum de fotos que sirvió de programa de las fiestas. Seguramente volverá el alcalde a culpabilizar a los ecologistas, a sus oponentes políticos, a los defensores del río. Pero lo que no hará será reconocer sus mentiras y el uso electoral que de ellas ha hecho. Nunca reconocerá la falta de voluntad real por la administración ni cómo se ha utilizado el tema para tratar de desmovilizar al pueblo de Castril en su lucha contra el trasvase. Se acabó el tiempo. Finalizadas (o casi) la obras en Castril, lo que el pueblo opina ya no es ni será necesario; la decisión final sobre el trasvase se decidirá en los tribunales de justicia. Por tanto, la Administración, con las manos libres, ha dejado de marear la perdiz: por ahora, no habrá nuevos regadíos.
La comunidad de nuevos regadíos dispone de un mes para recurrir la resolución, pero si como es previsible, esta se hiciera firme, tendría que volver a iniciar el proceso. Ha sido mucho el esfuerzo dedicado para poner en marcha los nuevos regadíos. Por ello, no debiera darse marcha atrás. Pero algo sí debe quedar claro: no se puede dar crédito a los cantos de sirena ni dejarse seducir por el ayuntamiento o los responsables públicos de las administraciones. La Agencia Andaluza del Agua sabe cómo se tramitan los proyectos, los períodos de exposición y consulta, las medidas correctoras que debe incluir para prevenir impactos ambientales, etc. Es decir, lo que no han hecho hasta ahora. La comunidad de nuevos regadíos debe ser consciente de que las aguas del río Castril tienen que quedarse en la cuenca, para los regadíos de Castril y Cortes, para los tradicionales y las nuevas hectáreas de riego que se implanten. Los riegos en la cuenca contribuyen positivamente al mantenimiento del ecosistema de la cuenca y del ecosistema fluvial en un proceso de retroalimentación. El proyecto de nuevos regadíos puede ser viable y positivo, pero siempre que las aguas del Castril no sean trasvasadas a otras comarcas y cuencas. Por tanto, deben que saber con quién tienen que unir sus esfuerzos. Serán bien recibidos.

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