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28.2.10

La chirigota escolar tuvo que sustituir las referencias a la trucha del río Castril

Se celebraron los carnavales y salieron las chirigotas escolares. Las presiones pudieron y el disfraz y la letra alusivas a la trucha del río Castril fueron sustituidas por otros contenidos (“recetas democráticas para tiempos modernos”. En ellas, como corresponde a la crítica propia del carnaval, se ponen de manifiesto las coacciones a la libertad de expresión con la que se vive en Castril cuando hablar de su río se trata. Véanse las letras en el blog de 6ª, www.casticdelapena.blogspot.com (especial mención en PASOBLE 1: Los habitantes de Castril).

Al alcalde de Castril y a sus amigos políticos les puede parecer que la escuela no es el lugar adecuado para que se traten aspectos de crítica política o que se hable y participe de algún tema que esté en el debate político. Vamos a aclarar algunas cosas.

El sistema educativo, los saberes que se transmiten, las competencias que se adquieren y los contenidos que se trabajan, están fundamentados desde perspectivas ideológico-políticas. Podemos aceptar la neutralidad de las denominadas ciencias formales (matemáticas y lógica), pero no en gran parte de las ciencias empíricas o experimentales: su objeto de estudio y justificación responde a intereses que no pueden desmarcarse de objetivos ideológicos y políticos. En el caso de las ciencias sociales y humanas la neutralidad y objetividad es completamente imposible, en la medida en que el objeto (el ser humano y sus relaciones) no es independiente del sujeto que accede a su estudio (el propio ser humano ), por tanto, no puede darse la neutralidad valorativa. Pongamos un ejemplo. El estudio de la Guerra Civil, a través del texto que se trate y del profesional que lo imparta, siempre contendrá elementos ideológicos que impedirán la objetividad en la comprensión hermenéutica de aquellos hechos.

Pero no sólo los elementos ideológicos y políticos están presentes en los contenidos curriculares. También en lo están en las múltiples actividades culturales y extraescolares. Cuando se celebra el día de la Constitución, ¿no se está hablando –entre otras cosas- de una forma concreta de estado, la monarquía? ¿No se puede hablar de otras formas de estado, como la república? Si se celebra el día de Andalucía, ¿no se está loando el actual Estado de las autonomías, frente a la independencia andaluza o el estado centralizado? Tampoco nadie se ha molestado cuando la entrada del inverno, el solsticio, se celebraba bajo el ritual cristiano-católico, ¿es ese el único ritual?, ¿qué pasa con los rituales paganos?, ¿y los de otras religiones?

Evidentemente, todo ello es política. Pero lo que a algunos les duele, no es que se hable de política, sino de algunos aspectos políticos concretos. Digámoslo claro: de aquellos que molestan al poder establecido e instituido. ¿Alguien se habría molestado si la chirigota se hubiese disfrazado de quebrantahuesos? Sin duda, no. Si se estudia la necesidad de proteger las especies y defender las diversidad biológica frente a sus amenazas actuales, ¿se tendrá que excluir de ese estudio la variedad de trucha común, protegida y en peligro de extinción, del río Castril? Sólo un necio o ignorante, o alguien que obra con mala voluntad, respondiendo a sus intereses políticos, puede pedir que se retire cualquier alusión a ella en las clases de biología, ecología, ciencias de la tierra, conocimiento del medio, etc. Y lo mismo vale para las actividades extraescolares. Más si se trata de los carnavales y de las chirigotas. Es precisamente el sentido crítico, la burla y ridiculización del poder lo que está en el origen de ellas y lo que las justifica. Aunque a otros les pese.

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