El ex alcalde
del PSOE, José Juan López, se ha defendido de la denuncia por cuatro presuntos
delitos (malversación de caudales públicos, falsedad documental, fraude de subvenciones y apropiación indebida) alegando que no cometió ninguna irregularidad y que gestionó el
Centro Saramago con los controles adecuados, sometiéndose a la legalidad
establecida. Era la respuesta esperada. La misma que han dado todos los
políticos acusados de irregularidades, incluyendo los imputados.
¿Cómo es
posible ese tipo de respuesta? En primer lugar, es una estrategia defensiva que
trata de colocar la pelota en el tejado de los denunciantes, de las fiscalías o
de las acusaciones populares. Algo así como decir: “yo no he obrado mal, y si
usted lo piensa, pruébelo”. Pero por otro lado, también existe, en buena parte
de la casta política instalada en el poder, el convencimiento de que ese tipo
de gestión es el que debe realizar cualquier político que arribe al poder, cualquier político que se instale en alguna institución o empresa del Estado.
Lo que ha
sucedido es que arribistas y ambiciosos, personas que creyeron que la
democracia era un mecanismo para alcanzar el poder y que, una vez instaladas en
él, gestionarían los recursos públicos
como si de su propiedad se tratara, han sido la casta política que nos ha gobernado
y nos gobierna. Nunca entendieron la democracia como poder del pueblo, como
forma de vida, y los representantes electos como políticos que tienen que estar
al servicio de la ciudadanía. Por eso no comprendieron las demandas de participación
ciudadana, de transparencia en la gestión, de rendición de cuentas, de
información pública, de igualdad de la ciudadanía para el acceso a los servicios de las instituciones,
de la neutralidad en la gestión, del respeto a la confidencialidad, del derecho
a presentar alegaciones a los proyectos, de la inviolabilidad de las libertades y de la crítica
ciudadana, entre otras muchas deficiencias que han puesto de manifiesto la escasa calidad de
la democracia y que, en Castril, no han sido una excepción. Antes al contrario, esto fue norma durante la alcaldía de José Juan López.
El despotismo
en la gestión de lo público se ha manifestado también en el permanente desprecio al control
de la gestión por la ciudadanía, a la legalidad
administrativa y los procedimientos establecidos, en el continuo secretismo y opacidad de las resoluciones adoptadas. Y creían operar con normalidad. Al fin y al cabo
era lo que todos los gobernantes de la casta venían haciendo.
Enlace al diario que publica las declaraciones de José Juan López:
3 comentarios:
Este personaje trata de reirse de todo lo que le rodea.Pero como se puede ser tan caradura ,cuando a actuado la fiscalia y ve indicios, es que algo se ha hecho mal, ya no digo robar eso lo dira la justicia pero por lo menos mala gestion ,y eso impide aclarar las cosas con cierta fluidez .Lo que no tiene ni pie ni cabeza es que los dos grandes partidos esten hablando de acabar con la corrupcion con la tan cacareada ley de transparencia y tienen cientos de cargos imputados y no sale despedido de militancia ni el potito. Ya esta bien de casta tapandose los unos a los otros.A LOS DE ABAJO se le quitan las casa .se les corta la luz se les condena a vivir bajo un puente y a toda la posibilidad de sobrevivir y estos tios se van de rositas .Poco os queda que estar en el poder es entonces cuando saldra a la luz quien ha buscado la ruina en este pais , quien se lo ha llevado florio y quien ha consentido tanta injusticia.Verguenza tendria que darles a quienes bajan los salarios 100 euros a quien no tiene ni para vivir y sin embargo conciente el robo de miles de millones del dinero publico
No podían ser de otra manera la respuesta de J.J. a las imputaciones del fiscal. Es lo que se hace en cualquier tribunal del mundo. Lo que nos interesa es la fortaleza jurídica, pruebas y testificaciones, de las imputaciones. Documentación escrita y testimonios es la única base para sustentar cualquier acusación. Si los hay el juez condenará . Si no los hay claros abundantes y concisos todo acabará en aguas de borraja.
Quise escribir Mahler y salió otra cosa.
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