A finales de los 60, una pancarta recibía al Gobernador Civil con la leyenda “carretera y agua potable para promocionarnos”. Hoy se la repetimos, en la visita del lunes, a la ministra de Fomento.

                                                                              

Vista nocturna del castillo desde la cuesta Mª Alonso

Hace la friolera de casi 50 años, sí, casi medio siglo, cuando una pancarta colocada en el frontal del teatro con motivo de una visita del Gobernador Civil decía: “carretera y agua potable para promocionarnos”. Aquella reivindicación se planteó aprovechando que el representante del Gobierno acudía al pueblo porque Castril renovaba alcaldía, poco después de haberse presentado al concurso provincial de embellecimiento de pueblos en el que había obtenido un galardón. Pero el agua y la carretera siguieron siendo un espejismo muchos años más.

Hoy la situación no es mucho mejor, a pesar de que el tardío asfaltado de la carretera supuso un alivio y de que el agua, por fin, llegara a las casas. Y ello es así porque las carreteras siguen siendo tercermundistas, la de Campo Cebas infernal y, el agua, discurriendo por tuberías de fibrocemento, material que contiene amianto (sustancia cancerígena cuyo uso está prohibido en la actualidad). Y eso por no hablar de las averías, de los cortes, de la calidad y el sabor cuando se bombea el agua de la fuente de Tubos por las roturas que se producen en las Tabernillas con el agua procedente del arroyo Juan Ruiz.

El lunes 27 nos visita para inaugurar oficialmente el castillo la ministra de Fomento, Ana Pastor. Pues a ella también hay que seguir recordándole, como hace casi 50 años, que Castril, entre otras muchas cosas, tiene pendientes sus comunicaciones, sus carreteras y su agua potable.