Ninguna institución de las que
forman el patronato del Centro Saramago, a saber, Ayuntamiento de Castril, Universidad de
Granada y Diputación Provincial, han efectuado en los dos últimos años las
asignaciones que tenían comprometidas para las actividades del mismo.
No sabemos si el gerente habrá
hecho alguna gestión al respecto, pero lo cierto es que la Diputación
presupuestó para el año 2012 30.000 euros y 15.000 para 2013, y no han llegado.
Ni tampoco el que anualmente otorgaba la Universidad. Estas cantidades son
ridículas si las comparamos con la deuda que dejó José Juan López en sus años
de gerencia. Eran años en los que generosamente llegaron las subvenciones y las
instituciones del patronato aportaban anualmente las cantidades comprometidas.
Sin embargo, incomprensiblemente, el entonces gerente dejó de pagar a numerosos
proveedores y empresas a las que realizaba algún encargo.
El último año que se celebró en
Castril el festival “Siete Soles, Siete Lunas”, fue en 2010. Entonces se anunció
que vendría subvencionado por la Junta en su totalidad. Lo dijeron públicamente
en los medios informativos el entonces gerente (y alcalde), José Juan López, y
el director del festival. Pero, o
mentían, o el dinero se evaporó (...), pues no hace muchos meses quiso el director
del festival cobrar 27.000 euros al
ayuntamiento (gobernado con otro equipo de gobierno) por el espectáculo presentado en 2010.
Como se negaron a asumir esa deuda, se la demandaron al Centro, no sin antes
protagonizar unas vergonzantes declaraciones difamatorias contra el equipo de
gobierno. Después, casualidad, ya no era
el ayuntamiento quien le adeudaba, sino el Centro. No dijeron nada de la
subvención de la Junta (a pesar de anunciarlo a bombo y platillo), intentan
cobrar a través del ayuntamiento, y después lo reclaman al Centro. Eso se llama
carencia de escrúpulos éticos. O tener desfachatez, por no utilizar otro
calificativo malsonante.
Pero antes que nadie, son los
vecinos de Castril, proveedores o personas contratadas para la realización de
determinadas actividades, quienes tendrían que cobrar. La deuda por consumo de
gasoil, por ejemplo, asciende a unos 8.810 euros. Esta cantidad (ridícula para
los Bárcenas, Botín, Gúrtel, Nóos, EREs, etc.) representa en Castril la renta
anual de muchas familias. Y este vecino, como a otros a los que se les adeuda, tiene sus
necesidades y el derecho a cobrarla.
El dinero presupuestado por la
Diputación no es que sean gran cosa, pero sí, al menos, es un dinero que
serviría para pagar la deuda del gasoil,
parte de alguna otra, y contribuir a la programación cultural de este verano.
La decisión está en manos del
presidente del Centro, dirigente provincial del PP, partido al que pertenece el
actual gerente, como el alcalde de Castril. A ver si fuera posible que este
verano pudieran contarse con esos 45.000 euros.
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