Acabamos de recibir la noticia
del cierre de las actividades de producción y venta de vidrio de Castril. La noticia
no ha sido divulgada por la empresa (una cooperativa) que realizaba estas
actividades, sino por el que fuera alcalde de Castril y portavoz municipal del
PSOE. Y como no podía ser menos, culpa de la situación al actual equipo de
gobierno del ayuntamiento castrileño. Está
por ver, por tanto, qué dicen los responsables de la empresa, es decir, los
trabajadores/as de la misma. Y qué dice el ayuntamiento.
Lo que sí hemos podido saber es
que el ayuntamiento ha venido pagando el alquiler de los locales donde vendía
sus productos esta empresa, que era lo que le habían pedido al alcalde. Ahora
bien, si la actividad no era rentable, habría que saber cuáles son las causas y
cuáles hubieran sido las necesidades que ayuntamiento y otras administraciones,
en particular la Junta de Andalucía, podrían haber hecho para ayudar a mantener
esta actividad. Sea como fuere, nos
parece que poca cosa, por cuanto se desconoce el paradero de las partidas
recibidas a modo de subvenciones para iniciar esta actividad y del organismo
que la promovió, como fue el Centro Saramago. Y sin tener la documentación
legal, mucho nos tememos que no sea posible emprender algún tipo de iniciativa.
No dejamos de reconocer como interesante en
los niveles simbólico-culturales y también para la promoción del municipio,
además de los puestos de trabajo directos e indirectos que podría conllevar, el
que pudiera continuar sus actividades en el futuro, pero no deja de
sorprendernos que el anterior alcalde y ex gerente del Centro ligue ese futuro al
ayuntamiento de Castril y al Centro Saramago.
El ayuntamiento, como hemos dicho
en innumerables ocasiones, arrastra una deuda de más de un millón de euros de
la gestión anterior, por lo que su margen de ayuda directa es nula. Y respecto
al Centro Saramago, lo único que se sabe, a día de hoy, es la cantidad de
deudas que tiene contraídas, algunas de las cuales se encuentran denunciadas en
los juzgados. Entre ellas se encuentran las deudas a diferentes proveedores,
como los nueve mil euros en gasoil (precisamente para los hornos del vidrio), a
medios de comunicación, al festival “siete soles, siete lunas” por la actuación
del 2010 (razón por la que ya no vienen a Castril), etc. En esas condiciones, y
mientras no disponga de la información legal que el ayuntamiento le ha requerido
al anterior gerente y alcalde, nada puede hacer.
Hubiera sido conveniente que
entre la empresa, el ayuntamiento y el Centro Saramago, una vez arreglada la
situación legal de este último, se hubiera establecido un convenio de
colaboración con el objetivo de promocionar el vidrio de Castril. Tal vez pueda
hacerse en un futuro cuando toda la documentación esté en regla y contando con
la colaboración de la Junta de Andalucía. Pero lo que nunca podrá hacerse es
que las instituciones mantengan una actividad con el ostracismo e
irregularidades del pasado, y acumulando deudas, como ha venido ocurriendo, por
la entidad que la ha promovido.