Heridas sobre el río Castril

Dicen desde la CHG que el trasvase de aguas desde el río Castril no significará ninguna merma que afecte al ecosistema fluvial. Aunque no realizan el estudio de impacto ambiental que lo justificaría, sostienen que el caudal detraído será insignificante, pues según estudios de aportaciones del río en los últimos 47 años, de 1.929 a 1.974 este era de 105 hm3. Posteriormente reconocen que en la serie de 9 años que lleva funcionando el pantano del Portillo (1.999-2.007), sobre el río Castril, las aportaciones han disminuido a 60 hm3. Y no dicen más nada. Permítaseme la ironía de decir que si no es que estarán esperando a que el primo de alguien les informe acerca del proceso de cambio climático incurso. Sin esperar a ello, deberían decir que, por los datos hasta ahora disponibles, va a ser difícil que este año hidrológico se pasen de unas aportaciones de algo más de 20 hm3. Podemos admitir que sea un año extraordinariamente seco. Pero cualquier cálculo habrá que hacerlo sobre previsiones de futuro, con tendencias decrecientes y contemplando, también, escenarios extremos. Suponiendo que no alteren la cifra de 6 hm3 cúbicos de los que hablan en la actualidad para el trasvase (cifra para abastecimiento de una población de 84.000 habitantes suponiendo un consumo de 200 litros por persona y día –la media estatal es menor- cuando los pueblos afectados no alcanzan los 35.000), veamos en qué situación puede quedar el río.
El estudio encargado por la Junta de Andalucía y dirigido por Alba Tercedor (Poblaciones faunísticas del río Castril, 2.003), señala unos caudales ecológicos para diferentes tramos del río, pero que en los tramos ubicados aguas abajo de la presa del Portillo, desde donde se realizará el trasvase, fija un caudal mínimo de 1 m3/seg. en la estación de muestreo C-5 y en C-7 de 1 m3 en verano-otoño y 1,5 m3 en invierno-primavera.
Debemos suponer, eso deseamos al menos, que el pantano desembalsará una cantidad suficiente para mantener el caudal ecológico, los 200 l/seg. del trasvase y la necesaria para los regadíos tradicionales, es decir, por encima de los 1.200 y, en invierno-primavera, de los 1.700 l/seg.
Observando el régimen natural y el régimen ecológico evaluado por Alba Tercedor y col. (2003), el porcentaje de caudal natural que supera al caudal ecológico es tan escaso que la capacidad de almacenaje del pantano se reduciría y haría inviable el trasvase propuesto de 200 l/sg. Pero si se tienen en cuenta que de los 105 hm3 que el río aportaba en el período 1.929-1974 hemos pasado a unas aportaciones medias en el período 1.999-2.007 de 60 hm3, es matemáticamente imposible mantener el caudal ecológico y los 200 l/sg. sin que el pantano quede completamente seco en unos pocos años. Para mantener los 1.000 l/seg., y 1.500 l/seg. durante el período invierno-primavera, propuestos para las estaciones por debajo del pantano, C-5 y C-7 (Los Laneros, en Cortes de Baza), más los 200 l/seg del trasvase, el pantano tendría que desembalsar entre 1.200-1.700 l/seg. Sin atender cantidades adicionales para otros usos, esa cifra significaría una media de 1.450 l/seg., cifra superior a los desembalses medios durante el período 1.999-2.007 (1.390 l/seg en primavera-verano, según datos de la CHG). Viendo las actuales aportaciones del río y los desembalses del pantano en lo que llevamos de año hidrológico, que se sitúan entre 700 y 900 l/seg., el río está por debajo de su caudal ecológico aguas abajo de la presa del Portillo.
¿Puede seguir pensándose en un trasvase de 6 hm3 cuando este año hidrológico difícilmente el río sobrepase unas aportaciones anuales de 25 hm3? Cualquier detracción para trasvase, por mínima que sea, en la actualidad y según las tendencias decrecientes previsibles teniendo en cuenta los dos períodos antes analizados, supondrá una pérdida de calidad y capacidad autodepuratiya de las aguas, afectará a la flora y fauna, vegetación de ribera y regadíos tradicionales como consecuencia inmediata. Uno de los pocos ríos vivos que puede presumir de una rica y gran variedad de especies, alguna ahora protegida, como la trucha común, y de una belleza extraordinaria, se verá herido de muerte, transformado en poco tiempo en un pestilente canal de distribución de agua.
Para ocultar este previsible escenario, la CHG acude a la magia, si no es que algún “genio maligno” se ha apoderado de ella. Hace unos meses, sin aducir estudio alguno, la Secretaría General para la Prevención de la Contaminación y el Cambio Climático, a propósito de la construcción de la central hidroeléctrica en el Portillo (el pantano del río Castril), que decide no someter a estudio de impacto ambiental, plantea como única demanda mantener un caudal ecológico de 0,5 m3/s. (BOE nº 267 de 7/11/2007). Esta injustificada propuesta alcanza el grado de paroxismo en la información que remite la CHG al ayuntamiento de Cortes de Baza donde se sostiene que el caudal ecológico es de 150 l/seg. Desde luego, no hay nada como la magia de los números para falsificar la realidad. Evidentemente, esta cifra se ofrece también sin presentar estudio alguno.
Para seguir eludiendo cualquier control de tipo medioambiental, sostienen que no es necesario el estudio de impacto porque la ley no obliga para este tipo de trasvase y que, además, no existe contemplada ningún tipo de figura de protección ambiental en la zona afectada. Empezando por esto ultimo, el proyecto si se encuentra dentro de una zona protegida, en concreto, está declarado Paisaje Agrario Singular por el Plan Especial del Medio Físico de la Provincia de Granada y ha sido propuesto como Zona Piscícola Declarada. Además, el río Castril cuenta con especies protegidas por la Ley 8/2003 de la flora y la fauna silvestre, y hábitats de interés comunitario protegidos por la Directiva 92/43/CEE relativa a la conservación de los hábitats naturales y de la fauna y la flora silvestre. Y aunque la parte del río afectada por la obras del trasvase no se encuentra estrictamente dentro de una zona declarada Lugar de Importancia Comunitaria (LIC), sí es colindante con el tramo superior del Guadiana Menor, declarado LIC y al que indudablemente la detracción de caudales afectaría a su integridad ecológica.