El pasado jueves, día 19, en la explanada del río se celebró un acto de homenaje a estos dos grandes humanistas. Uno portugués y el otro andaluz, habían compartido amistad y las mismas preocupaciones, teniendo a la humanidad y el mundo en el horizonte de sus actividades.
En la Grecia clásica, Diógenes se proclamó ciudadano del mundo. Pero lo hizo en griego y desde la cultura griega. En efecto, frente a los particularismos identitarios, como el nacionalismo excluyente y etnocentrista, frente al universalismo, que pretende que la humanidad se homogeneice en torno a los mismos valores, como han pretendido y pretenden los imperialismos, cabe otra postura superadora de las anteriores: el cosmopolitismo.
Como sabían Carlos Cano y José Saramago, los seres humanos han exigido a lo largo de la historia el reconocimiento de su dignidad, desde su pueblo y desde su cultura. Estas exigencias morales, que se han venido plasmando en las tres generaciones de derechos humanos, son fruto del consenso alcanzado entre pueblos y culturas. Pero sólo desde ellas y con ellas puede el ser humano aspirar al entendimiento. La cultura de cada pueblo, de cada nación, es la raíz que alimenta a quien aspira a vivir y convivir con otros seres humanos, a compartir la humanidad.
Saramago y Carlos Cano eran conscientes de que los seres humanos somos pasajeros en un mismo viaje. El planeta es la nave en que viajamos. Por eso tenemos que organizarla y preservarla de manera que el viaje sea lo mejor posible. Como portugués o como andaluz, que nadie nos puede negar ese derecho, podemos tratar y luchar porque se reconozca la dignidad, y compartir el viaje, a los hombres y mujeres saharauis, al pueblo palestino o a los indios de Chiapas, a las madres de la plaza de Mayo, a los jornaleros y jornaleras andaluces o del Alentejo, a todos los desheredados y oprimidos del mundo.
Su voz, la escritura y la música fueron las armas incruentas que estos maestros emplearon para defender la dignidad del ser humano. El pueblo portugués y el pueblo andaluz encontraron en ellos la mejor expresión de cómo los pueblos pueden hermanarse entre sí.
El acto de homenaje contó con una intervención escénica por parte de jóvenes de Castril, la proyección de fotografías de ambos y la soberbia actuación musical de José Luis Gualda, Jolís. Asimismo se leyeron diversos comunicados por familiares de Saramago y Carlos Cano.
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