Por fin, tras años de espera y de encontrarse cerrados los accesos a la Peña y al mirador, parece que el Gobierno ha decidido la aprobación de la partida presupuestaria para la restauración del castillo roquero. En concreto se destinarán 1.272.549 euros. El proyecto, elaborado por el arquitecto P. Salmerón, contemplaría la limpieza, consolidación y protección de las estructuras y materiales pétreos de restos, bastiones y muros existentes, la adecuación del acceso y de un recorrido en el recinto, la construcción de plataformas y las estructuras originales.
La aprobación se ha realizado en la Comisión Mixta de los ministerios de Fomento y Cultura, con cargo al 1 % del presupuesto para obra pública que tiene por objeto la recuperación de patrimonio histórico y cultural. Por ahora no se tienen más datos, pero como estamos en vísperas electorales, no tardaremos en ir sabiendo los detalles. Es más, pronosticamos que la información será debidamente dosificada durante los próximos meses hasta las próximas elecciones municipales y autonómicas.
No obstante, teniendo en cuenta que dicho proyecto se inició hace más de diez años y que tras varias vicisitudes que incluyeron denuncias judiciales quedó incomprensiblemente olvidado, permaneciendo desde entonces cerrados los accesos al mirador para contrariedad de los innumerables visitantes que ha recibido el pueblo durante estos años, sería una buena noticia que se ejecutase de una vez por todas.
Una duda nos asalta: si la decisión es real y no queda en aguas de borrajas: ¿qué van a hacer con el “Santo”, la imagen del Sagrado Corazón que preside la Peña? Si se pretende la restauración y vuelta al estado original del castillo, obviamente el “Santo”, colocado a mediados de los cincuenta del siglo pasado, tendría que ser cambiado de lugar. Pero en el pueblo nadie sabe nada. Esto puede significar dos cosas: o la decisión de su traslado la tomarán las administraciones responsables del proyecto, o, por ahora, no hay más que una aprobación inicial que puede quedar en sólo eso, aprobación inicial, pero sin voluntad real de acometer su ejecución a corto plazo.
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