Hace bastantes semanas que se terminaron las obras de remodelación del Centro cultural José Saramago; pero sus puertas no se abrieron al público. El alcalde anunció entonces, a bombo y platillo, que se abriría en un acto que contaría con la presencia del nobel de literatura. Más tarde nos volvió a sorprender anunciando que se pospondrían para el mes de julio y, una vez entregados los ordenadores pendientes por parte de la Junta. Estos anuncios se iban incumpliendo porque la realidad era otra. Incluso fatalmente otra.
Pasan las semanas, llegó el anunciado 16 de julio como fecha de apertura contando con la presencia de la viuda del escritor y otras autoridades políticas, y el Centro cultural sigue cerrado. Poco importa que se cuente con una biblioteca y se disponga de red wiffi, que los jóvenes deambulen con sus portátiles buscando zonas de red, que retornen familias de emigrantes sin contar con un espacio donde acceder a libros de lectura, internet o encontrar el lugar adecuado para el estudio u otras tareas formativas. Si no hay foto oficial, entonces se mantiene cerrado el Centro. Ahora se nos anuncia la foto para el 16 de agosto; así que el Centro se abrirá ese día. Como vemos, el aprovechamiento y utilización de esos recursos para la formación y la cultura de vecinos y vecinas, de familias retornadas y visitantes veraniegos, quedará supeditado a que el alcalde pueda protagonizar el acto inaugural con la correspondiente difusión mediática.
Podemos comprender que es bastante humano el que en la lucha por ostentar prestigio y poder político se esté dispuesto a hacer cosas rayanas en el ridículo con tal de conseguir titulares en los medios de comunicación. Cualquier profesional de la política sabe de la importancia de vender imagen, de ganar los medios. Pero cuando el afán de protagonismo se convierte en una obsesión enfermiza que no atiende a ninguna otra consideración, entonces, estaremos asistiendo al espectáculo de la propia inmolación de su protagonista. Nos tememos que eso es lo que está sucediendo hoy en Castril.
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