Pocos días antes de iniciarse las fiestas de Castril, la prensa nos sorprende con la noticia de que los nuevos regadíos de Castril, con una concesión de 292,5 l/sg., están a la espera de la decisión de la dirección de Planificación Hidrológica del Estado, quien tiene que decidir sobre las alegaciones presentadas. La resolución de este último trámite se considera inminente. En agosto, poco antes de las manifestaciones convocadas contra el trasvase, apareció el delegado de Medio Ambiente para informar de “que lo nuevos regadíos son ya una realidad”. Ya denunciamos que el auténtico propósito de aquella información, como la del alcalde poco antes (entrada del 22-08), era desactivar dichas manifestaciones (véase etiqueta “delegado de Medio Ambiente”). Dos meses después siguen siendo una irrealidad. Pero ahora, para no enturbiar las fiestas, vuelven a anunciar su inminencia. Como hicieran meses atrás, en Junio, cuando las expropiaciones de tierras por donde discurriría el trasvase del río estaban en marcha, entonces también anunciaron que se había formalizado la concesión. Más lejos aún, casi tres años antes, en plena campaña electoral de las municipales, ya la tenían. Como se ve, los nuevos regadíos se están convirtiendo en el arma con la que el alcalde y el PSOE tratan de tranquilizar, desmovilizar y conseguir apoyos entre la población de Castril para facilitar la ejecución del trasvase del río al comarca de Baza.
No están siendo unas fiestas especialmente vividas y sentidas. Menos personas que otros años retornaron, lo que no ha dejado de ser motivo de alegría para las familias, de las que un día tuvieron que abandonar el pueblo buscando una salida laboral y profesional. Pero el bullicio y jolgorio de otros años, no se está viviendo. En el ambiente está la preocupación por la suerte del río, por lo que sucede en la dehesa. Las conversaciones, siempre tímidas, buscan respuestas y un hilo de esperanza.
Llegará el día después. Las movilizaciones contra el trasvase, en el terreno jurídico, parlamentario y popular proseguirán. El equipo de gobierno del ayuntamiento de Castril seguirá defendiendo el proyecto pactado con la CHG; los nuevos regadíos seguirán gravitando como moneda de cambio. Las mentiras se diluirán. ¿Y el río? Esperamos que nadie tenga que rendir cuentas ante el futuro y que la sensatez se imponga.
No están siendo unas fiestas especialmente vividas y sentidas. Menos personas que otros años retornaron, lo que no ha dejado de ser motivo de alegría para las familias, de las que un día tuvieron que abandonar el pueblo buscando una salida laboral y profesional. Pero el bullicio y jolgorio de otros años, no se está viviendo. En el ambiente está la preocupación por la suerte del río, por lo que sucede en la dehesa. Las conversaciones, siempre tímidas, buscan respuestas y un hilo de esperanza.
Llegará el día después. Las movilizaciones contra el trasvase, en el terreno jurídico, parlamentario y popular proseguirán. El equipo de gobierno del ayuntamiento de Castril seguirá defendiendo el proyecto pactado con la CHG; los nuevos regadíos seguirán gravitando como moneda de cambio. Las mentiras se diluirán. ¿Y el río? Esperamos que nadie tenga que rendir cuentas ante el futuro y que la sensatez se imponga.
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