La escasez de puestos de trabajo y la falta de oportunidades siempre han sido una amenaza sobre Castril; pero ahora, la crisis y la deuda municipal, agravan las expectativas de futuro inmediato.

No vamos a descubrir nada nuevo hablando del desinterés de los poderes públicos por nuestra comarca, ni de los esporádicos intentos por aminorar dicha situación con antiecológicos planes desarrollistas o  implantando actividades industriales descartadas para otras comarcas por su potencial contaminador. El caso es que en Castril, las dos potenciales fuentes de crecimiento sostenible, como son el turismo rural y la agricultura ecológica, siguen sin tener el apoyo decidido de las instituciones. Es así porque en ambas fuentes de riqueza social tienen que ser las administraciones las que se involucren, y hacer que las empresas públicas sean el motor de planificación y ecodesarrollo que permita, a su vez, que la iniciativa privada secunde las medidas a través de fórmulas asociativas y de cooperativas.  En tanto esto no se ponga en marcha, poco puede hacerse desde la administración local y menos en un ayuntamiento como el de Castril.

Pero el que sea poco no quiere decir nada. Hay que involucrar con propuestas e iniciativas a los entes territoriales como la Mancomunidad de municipios y el GDR (Grupo de Desarrollo Local). Además, los esfuerzos tienen que dirigirse hacia la Diputación, Junta y el propio Gobierno. No son buenos los tiempos que corren, pero siempre se puede intentar conseguir el máximo de estímulos, subvenciones y proyectos,  para dinamizar los recursos de Castril y su empobrecida comarca. Sabemos que desde la delegación de Fomento y Turismo se tienen previsto encuentros con el sector interesado para potenciar el turismo rural en Castril, siguiendo las pautas indicadas en la anterior reunión comarcal en Orce; pero hay que hacer más e involucrar a otras consejerías.

El ayuntamiento, con sus propios recursos y con la deuda que arrastra de la gestión anterior (un millón y medio de euros) puede hacer poco más que gestionar lo necesario para el mantenimiento del pueblo. El plan de ajuste, obligado por la deuda, impide el acceso a créditos para emprender iniciativas que generen puestos de trabajo. Esto hace que el paro, y las secuelas que suponen estar largo tiempo en esa situación, se vuelva insostenible para algunas familias.

Ante ese drama familiar, la concejal de bienestar social del ayuntamiento, Alicia López, nos comentó que desde su oficina se pueden facilitar los trámites para acceder al salario social. No es que sea gran cosa ni que se garantice la concesión, pero sí puede ser una salida de emergencia que alivie las necesidades básicas y que en Castril está siendo poco utilizada. Por ello nos instó a que hiciéramos un llamamiento para que aquellas familias que se encuentren sin ingresos acudieran a realizar los trámites.

Pero lo fundamental, con todo, será la movilización y la presión del pueblo, del ayuntamiento, sobre las administraciones, para que recuerden que no es sólo a los bancos a los que hay que rescatar; que la crisis tiene rostro humano, y que son las personas que la padecen a las primeras que hay que atender. Castril cuenta con tales posibilidades como para que una milésima parte de lo que percibe Bankia, por ejemplo, o con lo que cobra un banquero por su jubilación, tenga suficiente para garantizar los ingresos económicos necesarios de las poco más de mil familias que viven en el pueblo y planificar el futuro del municipio.