La bandera republicana ondeó en el ayuntamiento en los actos de homenaje a la Segunda República

                                                                           

La bandera republicana ondea en el ayuntamiento

En el aniversario de la proclamación de la Segunda República (14-4-1931) se celebró un acto de homenaje en el parque  del río. Fue colocada una placa y leído un manifiesto por el concejal Juan Manuel Iruela en recuerdo de la República, de lo que significó y de las víctimas y represaliados que defendieron la legalidad republicana (que publicamos a continuación), finalizando con el himno de Riego. Entre tanto, la bandera tricolor, bandera oficial de la II República, ondeó en el ayuntamiento.  

En el aniversario de la proclamación de la II República. Un homenaje desde Castril

El advenimiento de la Segunda República el 14 de abril de 1931 después de unas elecciones municipales donde las candidaturas republicanas habían vencido en las grandes ciudades, supuso, tal vez, la mayor eclosión de júbilo colectivo y popular en la historia de España. Las plazas de las ciudades y pueblos se colmataron de gente al grito de ¡Viva la República! con la esperanza de que el nuevo régimen traería la libertad, el bienestar y la justicia social de la que el pueblo llano había carecido siempre. La enseña tricolor ondea por primera vez en los edificios de las instituciones oficiales inaugurando la primera experiencia democrática del Estado español. No lo tuvo fácil la Segunda República para poner en marcha sus proyectos reformistas, contaba con poderosos enemigos que desde el principio trataron de torpedear por todos los medios, golpe militar incluido en 1932, el establecimiento y desarrollo de la recién estrenada democracia. La nueva constitución que definía a España como "una República de trabajadores", toda una declaración de intenciones, propugnaba los principios de un Estado laico con la total separación Iglesia-Estado, contemplaba medidas correctoras para la igualdad social como la reforma agraria y establecía el sufragio universal con el derecho al voto a las mujeres, entre otros muchos avances. Uno de los proyectos estrella de la Segunda República fue la extensión de un sistema educativo laico, mixto y de calidad al conjunto de la sociedad, que se caracterizaba por unos alarmantes índices de analfabetismo y de población infantil sin escolarizar. Para ello se dignificó la figura del maestro, se proyectó la construcción de 27.000 escuelas y se pusieron en marcha las Misiones Pedagógicas para llevar la cultura a las zonas rurales.

Aunque el nuevo Estado no tuvo una concepción federal sí contemplaba cierta descentralización con la posibilidad de reconocimiento de autonomía a los territorios históricos. De esta manera, Cataluña obtuvo su Estatuto de Autonomía, al que siguieron País Vasco y Galicia y estaban en preparación los de Andalucía, Aragón y País Valenciano. Todos estos procesos quedaron frustrados con el golpe de Estado fascista de 1936 y la posterior guerra civil.

Precisamente, fue la cuestión territorial con el avance y desarrollo de las autonomías junto a la puesta en marcha de una reforma agraria que contemplaba la expropiación y el reparto de tierras a los campesinos, entre otros factores, los que desencadenaron el golpe militar del 18 de julio de 1936 que trajo como consecuencia una cruenta guerra civil.

La defensa de la República se convirtió en un imperativo para todos los valedores de la democracia y las libertades contra la extensión del totalitarismo nazifascista que avanzaba peligrosamente en Europa. El ejército golpista de Franco gana la guerra con la imprescindible ayuda de la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini. Una de las encomiendas principales del proyecto fascista de la nueva España era extirpar de raíz el republicanismo que había osado cuestionar un sistema secular de privilegios de ciertas minorías todopoderosas. Se procedió al asesinato y a la desaparición física no solo de los principales líderes republicanos, sino de cualquier persona con vinculación, por mínima que fuera, con la causa republicana. Y aquí cabría recordar a los alcaldes republicanos de Castril que fueron represaliados: Juan Granero Liñán, Pedro Jiménez Soler y Antonio Carrasco Díaz, entre otros miembros de las distintas corporaciones republicanas elegidas democráticamente por los ciudadanos y ciudadanas de Castril. El nuevo Estado fascista que se prolonga durante cuatro décadas comandado por el general rebelde Francisco Franco "Caudillo de España por la gracia de Dios", no escatima, ni fuerzas ni presupuestos, en llevar a cabo esta siniestra empresa de "limpieza política" perpetrando un genocidio sin precedentes en la historia de España y que afectó a buena parte de la población castrileña de distinto modo.

Vaya nuestro recuerdo a todos aquellos castrileños y castrileñas que murieron por defender la libertad y la legalidad republicana; a los que sufrieron la dura represión en las cárceles; a los que fueron utilizados como mano de obra esclava en el sistema de trabajos forzados impuesto por la dictadura a los presos políticos; a las víctimas de la depuración de sus puestos de trabajo; a los que padecieron el largo y desconsolador exilio tras la guerra, y entre estos cabe un recuerdo especial a los ocho castrileños que acabaron en los campos nazis de exterminio en la Alemania del Tercer Reich: a los hermanos Giménez Ródenas, Bautista, Balbino y Juan Antonio, que estuvieron en Mauthausen y de los que sólo Bautista lograría sobrevivir; a Andrés Gonzáles Téllez y Emilio Ortiz Ortiz, en Buchenwald, sobrevivieron ambos; a José Florencio Ortega Rodríguez (Campocebas), Torcuato Márquez Soria (Cortijos del Nacimiento) y Miguel Granero López (Almontaras),en Mauthausen, donde morirían; y a todos y todas los que tuvieron que abandonar su tierra camino de la emigración forzosa recién acabada la guerra.

Desde aquí, hoy, honramos su memoria.

En Castril, 14 de abril de 2016