Ya era hora. El castillo ha
estado cerrado alrededor de 9 meses tras la entrega de las obras sin ningún
tipo de explicación. A partir del día 1 de agosto, por fin, estará abierto al público.
Pero esta buena noticia queda
enturbiada por el hecho de que cualquier persona que quiera acceder al recinto,
tendrá que pagar 3 euros en billete normal (1,5 el reducido -¿a quién?-). Es normal que se cobre por la
entrada, pero en este primer día, ¿no se tendría que haber permitido la entrada
gratuita a los vecinos y vecinas de Castril? Es más, durante al menos un día a
la semana (todo el día), y para siempre, tendría que estar habilitado de forma gratuita el
acceso a los residentes en el pueblo. Y es poco.
Cuando se entregaron las obras,
algunos representantes políticos no solo accedieron libremente, sino que fueron
agasajados con un catering en sus instalaciones. No decimos que a los demás
también se les invite a un aperitivo en ese primer día, pero sí que al menos
que no se les cobrara la entrada ese día. Recordemos que antes de su
restauración la entrada siempre ha sido libre. Vale que en la actual situación,
el recinto no pueda ser el lugar de antaño donde los niños/as se divertían
durante el día, los adolescentes se escondían de la mirada de sus padres al atardecer y, ya
de noche, los jóvenes se iniciaban en los juegos amorosos. Vale. Pero si a
lo largo del tiempo, generación tras generación, el acceso ha sido libre, ahora
no puede convertirse en una fórmula recaudatoria sin más. No para la población
de Castril.
No obstante, los gobernantes han
tenido un detalle: habrá visitas guiadas y gratuitas los días 11 y 18 de agosto,
ambas a las 19:30. Para participar en ellas será necesaria la previa inscripción
en el ayuntamiento y tendrán un límite cada una de 50 personas (según orden de
inscripción). Total, que solo 100 vecinos/as podrán visitar el castillo de
forma gratuita. ¿Habrá que agradecerlo?