la propuesta de construir una piscina climatizada desata la polémica en el pleno municipal.

Poco se sabía acerca de la propuesta de construir una piscina climatizada en la pedanía de Fátima. Era, sobre todo, un empeño del alcalde, Miguel Pérez, y su grupo Nuevo Castril. A los demás grupos políticos la información que les llegó fue la contenida en el expediente de convocatoria del pleno. Y así, a voz de pronto, se recibe con cierto estupor: se trata de cambiar en el plan provincial de obras  el arreglo de unas calles, tal como estaba proyectado, por la construcción de una piscina climatizada. ¿Qué es más necesario, el arreglo de calles o la piscina? Esa es la primera duda que les surge a los concejales. Pero a continuación, la que inquieta más: ¿cómo se va a mantener en el tiempo y cuánto va a costar su construcción? Para la primera pregunta, el alcalde responde que la piscina climatizada es una necesidad para los mayores, para su estado de salud. Pero las explicaciones del alcalde no convencen del todo, pues muchas podrían ser las cosas que se necesitan. Entienden que pueda ser una idea interesante, pero que sería conveniente un plan de viabilidad. El alcalde defiende que lo importante era iniciar el expediente y la construcción contando con la partida de 50.000 euros del plan provincial y que el mantenimiento no sería problema, contando con la cuota de los usuarios.

El concejal del PP, Javier Dengra, le pide que aparque la decisión hasta que se disponga de un plan de viabilidad. Los demás grupos se suman a la petición. Pero el alcalde insiste en someter a votación su propuesta de aprobar la construcción de la piscina. Se procede a la votación y votan a favor los dos concejales de Nuevo Castril, en contra lo hace la concejal de IU y se abstiene el resto: PP, PSOE y GIC .

La concejal de IU, Alicia López, preguntada a la salida del pleno del porqué había votado en contra de la construcción de la piscina, del reconocimiento de la deuda y del plan de ajuste, poniendo en riesgo la actual mayoría municipal, nos dijo que no había tenido ninguna información previa de esos temas, y que el de la piscina podía sin problema posponerse hasta disponer del plan de viabilidad. En cuanto al plan de ajuste, algunas de las medidas tomadas que van a repercutir en vecinos y vecinas, como las del agua, basura y alcantarillado, podían haberse suavizado incorporando otras que permitirían la obtención de los ingresos necesarios, como la recuperación de la encomienda de gestión de impuestos a la Diputación. Indicó que esto era una señal de aviso y que no estaba dispuesta a aprobar aquellas cosas que previamente no se consensuaran en el equipo de gobierno.

Por último, entre el público asistente y que aún continúa siendo comidilla en el pueblo, es la abultada deuda del ayuntamiento. Y lo que no se alcanza a comprender es cómo esas facturas pendientes, en lo que fue un fantástico derroche de recursos municipales -de los que se carecía-, y que van a hipotecar la actividad del ayuntamiento durante muchos años, el grupo municipal que las generó, el PSOE, y el anterior alcalde José Juan López, votaran en contra.