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23.1.11

La campaña de recogida de aceituna entra en su fase final. Se espera superior a la anterior y con aceite de buena calidad.






Olivos que se agitan, ruidos varios de motosierras, columnas de denso humo que asciende lentamente delatando la quema del ramón, tractores que atraviesan caminos imposibles, sacos que esperan apoyados en cualquier bancal: es el paisaje castrileño de estos días.

Las tres almazaras se encuentran a pleno rendimiento. Anuncian que continuarán con ese ritmo todavía durante algunas semanas más. Probablemente hasta finales de febrero. La cosecha supera a la del año pasado, alrededor de un 20 % más, y en cuanto a su rendimiento, parece ligeramente inferior al 22 % obtenido en la anterior campaña. El aceite se presume de una calidad buena, quizá más suave que otros años, con lo que ya va a depender de los gustos personales el apreciarlo con más o menos intensidad.

Respecto a los precios, aún es pronto para aventurar cifras, pero esperemos que no suceda como empieza ya a ser habitual: que las grandes distribuidoras sean quienes los marquen, situándolos en niveles que difícilmente superan el umbral de la rentabilidad, especialmente si se han producido aumentos en los costes de producción.

El olivar es la principal fuente de riqueza en Castril, y de los ingresos económicos obtenidos en la venta del aceite, convencional y ecológico, dependen la mayoría de las familias agricultoras. Puede decirse que si la caída de población tiene una progresión decreciente, ello es debido, aparte de que con la actual crisis ha desaparecido el efecto llamada para pueblos del levante, a que el olivar fija un porcentaje determinado de población. Son ingresos añadidos y necesarios que, aunque no suficientes para que la renta media se eleve sobre el umbral de la pobreza relativa, sí permiten que cientos de familias puedan continuar viviendo en Castril a pesar de ser una comarca olvidada y económicamente deprimida. Tanto una caída del precio del aceite como el pretendido entubamiento del río para llevar el agua a zonas donde con ella pueda especularse y aporte mayores réditos, supondrían una fuerte hipoteca para la vida y el futuro del pueblo.

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