El 14 de Julio asistimos a la inauguración del "paseo de las pequeñas memorias". José Saramago, en tanto que hijo adoptivo de Castril y suegro de Carmencita, tuvo el honor de inaugurar el paseo y la placa conmemorativa con la que se quería honrar la memoria de Carmencita.
Continuó el homenaje por la noche. Espectacular, impresionante. Abajo, en la explanada, sobre el río, la Peña iluminada al fondo, un público entre perplejo y entregado, la Negra, Luis Pastor y Miguel Ríos haciendo que la música, la poesía y el arte se desplegara en una noche mágica e inolvidable.
Pero si la memoria se detiene en un tiempo, en un tiempo vivido y que ha marcado con fuerza un presente que fue, que es y que tal vez será, en ese recuerdo siempre aparecerá la música, la poesía y el compromiso del gran cantautor Paco Ibáñez. El domingo, en el Árbol Gordo, otra vez hizo palpitar los corazones, engrandecer el alma y hacernos sentir que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo. Se escuchó: ¡Paco, Paco...! como cuando jóvenes, como siempre, contigo, Paco.
La religiosidad, bondadosa y teresiana, de Carmencita, se merecía una misa plena de lirismo y exaltación a la belleza, belleza que desde la interioridad es anhelo de infinitud, tal como ella la vivió. La soprano consiguió emocionar y elevar en sorpredente éxtasis místico el recuerdo de Carmencita en muchos de los presentes. Aún embriagados por la experiencia vivida, la visita al cementerio y los cánticos ante la tumba ahondaron la huella que perdura en la memoria.
Finalmente, el martes 17, José Saramago y Pilar del Río contrajeron matrimonio civil en el Estado español en el pueblo que los había adoptado. Adoptados porque Carmencita así lo quiso, y porque los vecinos, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, el Ayuntamiento que los representa, también lo quisieron. Fue el último acontecimiento de tres días vividos con inusitada intensidad y de los que también pudieron difrutar la gran cantidad de personas venidas desde otros lugares de la geografía ibérica.