El alcalde de Castril no entrega copia del expediente del colegio y responde con acusaciones a la presidenta de la AMPA.

En la entrada del día 26 de marzo pronosticábamos que el ayuntamiento no entregaría copia del expediente de ejecución de obras ante la petición de la presidenta de la AMPA. Así ha sido. En su lugar, el alcalde responde con un escrito, como suele ser habitual en él, pleno de calumnias, acusaciones falaces y muestras del pensamiento fascista que en él anida.

Deducimos que al alcalde le hubiera gustado que al acto propagandístico convocado para presentar el proyecto de ampliación y reforma del centro educativo -sí, el mismo que en junio tendría que haberse iniciado- hubiera estado presentes toda la AMPA. Esto mismo cabe pensar para todas las aceleradas inauguraciones que celebran en esta fase preelectoral la ridícula clase política que hoy nos representa. Entre ellas, las efectuadas por el alcalde de Castril, como fue la del ayuntamiento ahora reformado, con escaso número de asistentes.

Dice el alcalde en la respuesta a la AMPA: “usted no se dignó a asistir a esta reunión, a pesar de estar en el pueblo y faltando a su responsabilidad…”. Poco después señala lo que la presidenta de la AMPA tiene que hacer: “y que está obligada a mantener una relación fluida con este Ayuntamiento….”, “nuestra obligación y la suya…” Como vemos, el alcalde supervisa y dicta las obligaciones, como Orwel describe al Gran Hermano en el alegato contra el totalitarismo que es la novela 1984. Estas consideraciones del alcalde nos recuerdan a los años de la dictadura, en los que la visitas propagandísticas de autoridades del régimen tenían que ser masivamente seguidas por el pueblo. Todavía recordamos alguna, años sesenta, en la que se colocó una pancarta con la leyenda “Carreteras y agua potable para promocionarnos”. Casi 50 años después, diez con el actual alcalde, seguimos con las mismas deficiencias.

Pero los años en los que había que rendir pleitesía a las autoridades se acabaron. Al alcalde le hubiera gustado, sí; por eso plagó de carteles las paredes del pueblo, para que en la plaza –como el Duce hacía lo propio en la plaza Venecia de Roma- o en la caseta se vitoreara la magnificencia de los responsables de la Junta y de la alcaldía en los actos de propaganda convocados. No fue así, las masas no fueron seducidas, y ahora le duele que señalen con el dedo en la llaga. ¿Dónde está el expediente de ejecución de las obras? En él se deben establecer la fecha y lo plazos de ejecución. Eso es lo que se le pide. No valen infantiles respuestas: “Lo sé, pero no te lo digo”. Como tampoco valen las explicaciones de lo acontecido en el acto de propaganda. ¿Hay o no hay expediente? Si lo hay, que entregue la copia. Y si no es así, que lo diga claramente. Ya sabemos que el proyecto está aprobado, y dicen que también la partida presupuestaria. Vale. Pero en vista de que lo “aprobado” para la Junta de Andalucía y para el alcalde significa años de espera, como sucede con el proyecto de nuevos regadíos, la AMPA le solicitó el expediente incoado para comprobar la veracidad de sus palabras. La respuesta, aludiendo nuevamente a manipulaciones, a que la presidenta actúa al dictado de otros (¿misoginia?) y animadversión personal, como nos tiene acostumbrados, es el retrato decadente de quien jamás entendió lo que es la democracia como forma de vida. En consecuencia, no dice nada sobre ello. Y sobre la partida presupuestaria, nos tememos que sea como la subvención para otro de los proyectos estrella y cuyos trabajadores/as llevan 9 meses sin cobrar (otro día hablaremos de ello).

El mundo no es una conspiración contra su ego, como pensaba Hitler. El alcalde de Castril no puede esperar la aclamación ni puede acusar paranoicamente a quienes no sigan sus dictados. Además, se perderá en el empeño. Puede acudir a quien quiera, a los gobernantes de su partido que todavía puedan darle cobijo y, de entre ellos, a los que tengan autoridad política y puedan actuar contra sus oponentes, como ha hecho en algunos casos. Pero esta vez ha pinchado en hueso; y el tiempo político para estas actuaciones se acaba.